La industria del automóvil se asemeja en gran medida a la de la informática, siempre supeditada a los avances tecnológicos. Esto implica que, en no pocas ocasiones, muchos proyectos se quedan por el camino, esbozados sobre el papel o incluso materializados en un prototipo que nunca verá la luz a pesar de ser plenamente operativo.
Este es el caso del Aston Martin Bulldog, uno de los primeros modelos deportivos del fabricante británico que desafiaba la ingeniería punta de la época en lo relacionado a la automoción. Predecesor de los modelos más actuales de la marca, como el Valhalla o el Valkyrie, el Aston Martin Bulldog comenzó a diseñarse en la década de los 80 con un objetivo claro: superar los 322 km/h. Si bien hoy en día la gran mayoría de los deportivos de alta gama puede alcanzar esta velocidad, en la década de los 80 era una hazaña que muy pocos vehículos podían lograr. De hecho, Aston Martin apostó muy fuerte por este proyecto ya que de conseguir llevarlo a cabo se alzaría con el título de vehículo de producción más rápido del mundo. Un récord que, emulando a las mejores manos y estrategias de póker sobre los tapetes internacionales, supondría la jugada perfecta en la particular partida de los fabricantes de alta gama del momento.
Sin embargo, y a pesar de que se llegó a fabricar un prototipo con motor central y un diseño de carrocería que hoy puede recordarnos al “auto increíble”, el proyecto fue cancelado de manera fulminante. Los motivos para tan tajante decisión fueron principalmente dos: por un lado, el elevadísimo presupuesto que se estaba destinando para la producción del Aston Martin Bulldog; por otro, un cambio en la dirección de la compañía y, con él, modificaciones en los objetivos de la marca a corto y largo plazo.
De esta forma, aquel súper deportivo llamado a volar por el asfalto fue relegado al olvido, un prototipo de vehículo que ha permanecido más de dos décadas en un almacén sin que nadie reparase en él... hasta ahora. El Aston Martin Bulldog tendrá una segunda oportunidad de demostrar su valía y certificar si, tal y como estaba planeado, puede alcanzar los 322 km/h. Detrás de este ilusionante proyecto se encuentra Richard Gauntlett, quien, curiosamente, está directamente emparentado con el director que canceló la producción del modelo en los años 80. Gauntlett ha dejado en manos del equipo de restauradores británico Classic Motor Cars la tarea de “devolver a la vida” a este icónico vehículo, preservando en todo momento las características del modelo original. Esto es, no se realizarán cambios en el motor ni en ningún otro elemento técnico, del mismo modo que tampoco se adaptará el diseño para hacerlo más aerodinámico, ya que el objetivo es demostrar que, tal y como estaba planteado, el Bulldog podía haber logrado el récord de velocidad y convertirse en el automóvil comercial más rápido del planeta.
Este es el caso del Aston Martin Bulldog, uno de los primeros modelos deportivos del fabricante británico que desafiaba la ingeniería punta de la época en lo relacionado a la automoción. Predecesor de los modelos más actuales de la marca, como el Valhalla o el Valkyrie, el Aston Martin Bulldog comenzó a diseñarse en la década de los 80 con un objetivo claro: superar los 322 km/h. Si bien hoy en día la gran mayoría de los deportivos de alta gama puede alcanzar esta velocidad, en la década de los 80 era una hazaña que muy pocos vehículos podían lograr. De hecho, Aston Martin apostó muy fuerte por este proyecto ya que de conseguir llevarlo a cabo se alzaría con el título de vehículo de producción más rápido del mundo. Un récord que, emulando a las mejores manos y estrategias de póker sobre los tapetes internacionales, supondría la jugada perfecta en la particular partida de los fabricantes de alta gama del momento.
Sin embargo, y a pesar de que se llegó a fabricar un prototipo con motor central y un diseño de carrocería que hoy puede recordarnos al “auto increíble”, el proyecto fue cancelado de manera fulminante. Los motivos para tan tajante decisión fueron principalmente dos: por un lado, el elevadísimo presupuesto que se estaba destinando para la producción del Aston Martin Bulldog; por otro, un cambio en la dirección de la compañía y, con él, modificaciones en los objetivos de la marca a corto y largo plazo.
De esta forma, aquel súper deportivo llamado a volar por el asfalto fue relegado al olvido, un prototipo de vehículo que ha permanecido más de dos décadas en un almacén sin que nadie reparase en él... hasta ahora. El Aston Martin Bulldog tendrá una segunda oportunidad de demostrar su valía y certificar si, tal y como estaba planeado, puede alcanzar los 322 km/h. Detrás de este ilusionante proyecto se encuentra Richard Gauntlett, quien, curiosamente, está directamente emparentado con el director que canceló la producción del modelo en los años 80. Gauntlett ha dejado en manos del equipo de restauradores británico Classic Motor Cars la tarea de “devolver a la vida” a este icónico vehículo, preservando en todo momento las características del modelo original. Esto es, no se realizarán cambios en el motor ni en ningún otro elemento técnico, del mismo modo que tampoco se adaptará el diseño para hacerlo más aerodinámico, ya que el objetivo es demostrar que, tal y como estaba planteado, el Bulldog podía haber logrado el récord de velocidad y convertirse en el automóvil comercial más rápido del planeta.
Una vez que las labores de restauración estén terminadas, el Aston Martin Bulldog será probado en pista por un piloto de amplia experiencia en este campo. Para tan importante misión el fabricante británico ha selecciona a Darren Turner, miembro de la escudería desde hace más de una década y piloto de pruebas de algunos de sus modelos estrella, como el Aston Martin Valkyrie. Turner, que cuenta en su haber con dos victorias en las 24 Horas de Le Mans entre otras distinciones, ha mostrado públicamente su entusiasmo con el proyecto. En su perfil personal de Instagram el piloto relató que está ansioso por poder subirse tras el volante del Bulldog, un modelo cuya existencia siempre había sido un misterio sin resolver para él.
Por el momento, el fabricante no ha anunciado cuándo estará listo el Aston Martin Bulldog para ser probado en pista. Con todo, sí ha adelantado que se espera que los trabajos de restauración no se alarguen más allá del 2021, por lo que es más que posible que podamos comprobar si el modelo logra alcanzar los 322 km/h antes de finalizar el año. Con récord o sin él, lo que está claro es que el Bulldog es una leyenda vida de la historia de la automoción.
Por el momento, el fabricante no ha anunciado cuándo estará listo el Aston Martin Bulldog para ser probado en pista. Con todo, sí ha adelantado que se espera que los trabajos de restauración no se alarguen más allá del 2021, por lo que es más que posible que podamos comprobar si el modelo logra alcanzar los 322 km/h antes de finalizar el año. Con récord o sin él, lo que está claro es que el Bulldog es una leyenda vida de la historia de la automoción.