El Geländewagen, más conocido como Mercedes Clase G, lleva 35 años de servicio. Primero como vehículo militar para los ejércitos alemanes y franceses y poco después como rival en la vida civil del Range Rover. De evolución en evolución se fue adaptando a su nueva clientela, añadiendo a las motorizaciones diésel los potentes V8 de la marca y las versiones AMG.
Con las normas anticontaminación Euro6 y otras directrices impuestas por los gobiernos, los días del Clase G parecían contados, al menos en su versión civil, y todo hacia pensar que en 2016 llegaría un sucesor moderno, repleto de electrónica y eficiente, pero con un lejano aspecto de Clase G original. Pues no. Al parecer, Mercedes piensa seguir actualizándolo hasta 2027. Y es que si algo funciona, para qué tocarlo.
Sí hay que reconocer que las evoluciones a las que Mercedes someterá el Clase G serán bastante importantes, aunque no todas serán visibles. A nivel estético, el coche crecerá 10 cm en anchura, pasando así de 1,76 m a 1,86 m y su techo sería más bajo.
Eso era para la parte visible, lo que no se verá será el uso de aluminio en algunas zonas de su carrocería y de su chasis (adelgazando así hasta 375 kg) que seguirá siendo el mismo de largueros y travesaños con puentes rígidos que hace 35 años. Las motorizaciones seguirían la evolución del resto de la gama Mercedes, con bloques de 6 cilindros turbodiésel Euro6 y demás motores AMG.