Pero hasta llegar ahí las van a tener que pasar mal. Muy mal. Resulta que la NHTSA modificó los estándares de protección de vehículos para impactos laterales, incluyendo una prueba de choque contra un poste rígido.
Ésta prueba de coche contra poste rígido, no tenía validez de cara a las homologaciones hasta ahora, pero a partir del 1 de septiembre del 2014, todos los coches comercializados en Estados Unidos bajo el estándar de homologación FMVSS tendrán que superar dicha prueba con una protección satisfactoria para sus pasajeros.
El problema para Aston Martin es que su DB9 y su Vantage suspenden ésta prueba. Y no van a tener reemplazo comercial en dos años, antes de que los nuevos modelos, co-desarrollados con motores AMG y electrónica de Daimler, lleguen al mercado.
Para tratar de resolver el problema, Aston Martin ha solicitado a las autoridades competentes estadounidenses una moratoria en la implementación de éste estándar de seguridad en sus coches, alegando que, por falta de recursos económicos propios debido a la recesión y falta de tiempo material, no han podido cumplir con dichos requerimientos.
Koenigsegg y Lotus han optado por enviar una petición bajo similares argumentos a la NHTSA. Pero, ¿les darán el visto bueno? Pagani ya tuvo que observar cómo sus peticiones caían en saco roto previamente, y algo nos dice que no pintan muy bien las cosas para Aston Martin a estas alturas de película.
De no concederse la moratoria, Aston se quedaría sólo con el Vanquish y el Rapide como modelos en venta en Estados Unidos, un problema importante dada la extrema necesidad de ventas en uno de los principales mercados de deportivos del planeta para la marca británica.