Ahora que los diseños más dinámicos van ganando seguidores, el Camry recibe un frontal más agresivo y personal con paragolpes envolventes y luces diurnas por LEDS integradas. Según el acabado podrán tener ciertos detalles decorativos que aumentan esa sensación de deportividad, como la parrilla pintada en negro lacado o la integración de un alerón sobre la tapa del maletero.
En el interior hay cambios importantes que afectan a la nueva instrumentación con pantalla LCD de 4,2 pulgadas, materiales de mejor calidad que en su predecesor, una consola central totalmente actualizada con sistemas multimedia más avanzados e incluso aparece un práctico cargador inalámbrico para teléfonos móviles. Para que resulte más confortable, Toyota dice haber mejorado en un 30% la insonorización del habitáculo.
En cuanto a la oferta mecánica, la opción más sencilla tiene cuatro cilindros y 2,5 litros que se combina con una caja automática de seis velocidades. Por arriba queda el 3,5 litros con seis cilindros que también utiliza la transmisión automática y, para los más "verdes" se mantiene el híbrido que asocia un 2,5 litros de ciclo atkinson con un bloque eléctrico y una caja automática de tipo CVT.
Todos los Camry reciben cambios en las suspensiones, dirección y frenos para conseguir un comportamiento dinámico superior sin que por ello el confort de marcha se vea afectado. Con la actualización resulta algo más grande pero esto no afecta al espacio del habitáculo, bastante holgado por cierto.
Pese al aspecto más deportivo impreso en el nuevo acabado XSE, Toyota sabe que la mayor parte de las ventas recaerán sobre los niveles más "convencionales". Los consumidores nunca han buscado un alto nivel de prestaciones en el Camry y las buenas ventas se basan en su buen valor de reventa, alta fiabilidad, comodidad y fácil conducción.
