Con esa premonitoria frase, Sergio Marchionne trataba de animar a los accionistas de Fiat Chrysler, ahora que la compañía está en proceso legal para convertirse en una única sociedad. Tras haber sufrido y haber hecho sufrir un montón a la red comercial que la soporta, Fiat está preparada, según Marchionne, para dar vuelta la página y comenzar a lanzar nuevos modelos para tratar de crecer en su cuota de mercado.
Sergio, se animó a dar su propia visión del futuro a medio y largo plazo ante los accionistas del grupo. Dice Marchionne que, con Maserati y Alfa Romeo plenamente operativas en las cifras que tienen planteadas como objetivo, con Fiat trabajando centrada en sus dos pilares de producto, y con un alcance global como Fiat quiere y necesita (esto es, Alfa y Maserati funcionando en EEUU, y las operaciones en China sumando), el grupo podría colocarse en la horquilla de los seis a los siete millones de coches producidos al año, claramente por encima de los 4,4 millones de coches que comercializó el año pasado.
Esta cifra, dice Marchionne, sería posible al completar el plan industrial que se presentará el mes que viene, y que alcanzará una extensión de entre tres y cinco años, aunque según el propio Sergio "no estoy seguro de que podamos llegar hasta ahí".
Está claro que incrementar ventas hasta esos niveles, y hacerlo además con modelos de amplio margen de beneficio comercial, transformaría la visión de rentabilidad sobre Fiat Chrysler, que la convertiría en una máquina más efectiva a la hora de generar dinero.
Conviene recordar que las operaciones combinadas de Fiat y Chrysler ya son rentables ahora mismo, pero el agujero negro europeo resta demasiado rendimiento todavía al beneficio neto de explotación. De la reinvención propuesta de Marchionne la compañía podría transformarse hasta hacerla competitiva, en resultados industriales, con cualquier otra firma de su volumen, tras la acertada estrategia de frenar inversiones durante estos años flacos.
